HISTORIA

Écija es un municipio español perteneciente a la provincia de Sevilla, en la Comunidad Autónoma de Andalucía (España) y ubicado en la comarca del mismo nombre. Geográficamente se encuentra situada al este de la provincia y asentada en el Valle del Genil. Limita al noroeste con la provincia de Córdoba, al sur con la Sierra Sur de Sevilla y al oeste con la Campiña de Carmona. Écija se encuentra más cerca de Córdoba, que de la capital provincial Sevilla.
Popularmente conocida como Ciudad del Sol, la Ciudad de las Torres y la Sartén de Andalucía (por sus elevadas temperaturas, especialmente en verano), está considerada como uno de los centros artísticos más importantes de Andalucía.

GENTILICIO Y TOPONIMIA
El gentilicio de sus habitantes es «astigitano» o «astigitana», aunque es igualmente válido «ecijano» o «ecijana». El gentilicio de astigitano proviene del antiguo nombre que tuvo la ciudad antes de la ocupación romana, Astigi. En la época romana el nombre cambió a Colonia Augusta Firma. Durante la época de la ocupación islámica, a la ciudad se le dio el nombre de Istichcha, cambiando después a Medina Alcoton debido al cultivo del algodón a gran escala.

PREHISTORIA Y PROTOHISTORIA
Salvo raras excepciones, no hay muchos estudios sobre esta época en Écija, por lo que la información que en este apartado se presenta se basa en hipótesis y en función de las investigaciones realizadas en los territorios adyacentes.

Paleolítico
En la comarca astigitana vivió una población paleolítica de cazadores y recolectores. Estas culturas se enmarcarían en el pleistoceno medio, localizadas en las terrazas altas del Genil.
Con el pleistoceno superior el hábitat discurriría preferentemente en las terrazas bajas, con industrias de cantos tallados evolucionados y piezas sobre lascas en cuarcitas y sílex.

Neolítico
En esta época hay una tendencia al sedentarismo poblacional. En la comarca de Écija surge el poblado al aire libre, rudimentario y sin trazos de urbanismo, debido a la geología no cárstica.

Calcolítico
Se excavan cuevas artificiales para el enterramiento colectivo. Estas cuevas artificiales se disponen como una semiesfera con un corredor de entrada orientado hacia el Sureste, excavadas en la greda, donde se acumulan los muertos con sus respectivos ajuares funerarios, o también adoptan la modalidad del pozo periforme o silo.
En la comarca de Écija se han localizado innumerables silos de esta tipología, aunque falta por saber si estos silos corresponden a enterramientos colectivos o a silos o almacenes de grano calcolíticos, o pertenecen a otras culturas posteriores.

Edad del Bronce
La calcolitización había sido general y profunda, lo que adquirió tal peso específico que difícilmente se desarraigó sustituida por el bronce. Solamente había pequeñas intrusiones metalúrgicas nuevas, como la de la plata, el nuevo tipo de puñal o espada de remaches en la empuñadura, aparte del enterramiento individual.
La población se asienta sobre el Siglo IX a. C. en la zona conocida hoy como Cerro del Alcázar o de San Gil (“El Picadero”), siendo más o menos fortificada, junto al curso del río Genil. Es una zona muy apta para la agricultura, disponiendo de casas de planta oval o circular, diseminadas por el poblado.
Posiblemente a partir de la segunda mitad del Siglo VIII a. C. y durante todo el Siglo VII a. C. se opera un fuerte crecimiento demográfico.
En el bronce final, en los enterramientos se va imponiendo el rito de la cremación. A estos enterramientos sirvieron las losas o estelas grabadas halladas en Écija.

EDAD ANTIGUA Y EDAD MEDIA


Época Romana
La romanización se produce en el Siglo II a. C., lo que borrará todo resto del horizonte ibérico.
Hacia el 14 a. C., en época de Augusto, se fundó junto al poblado turdetano la Colonia Augusta Firma para resolver los últimos problemas de la desmovilización, tanto de los soldados que procedían de las grandes guerras como los que quedaban en España de la guerra del norte.
Fue cabeza del convento jurídico astigitano, uno de los cuatro de la provincia romana de la Bética. Su designación debió ser relativamente temprana, probablemente bajo Claudio.
Hasta el Siglo III, la ciudad debió ir creciendo a la vez que transformándose. Los caminos principales eran la Vía Augusta que unía Astigi hacia el este con Córdoba y hacia el oeste con Hispalis.
A su importancia estratégica sobre la Vía Augusta y junto al cauce del Genil o Singilis, antiguamente navegable hasta la ciudad, se unía la preeminencia de Astigi en el sistema de producción y exportación a larga distancia del aceite de oliva por todo el Imperio romano.
Sobre la década de los sesenta Astigi dispone de un colosal Foro que adquiere fama en toda la región, así como las lujosas termas debidas al prefecto Longino de la Tribu Papiria, y el grandioso anfiteatro construido al final de una de las principales vías, el decumanus maximus, al lado derecho de la calzada militar o Vía Augusta que venía de Hispalis. También estaba muy avanzada la obra del primer puente de piedra que se construía sobre el Singilis, en sustitución del viejo hecho con tablones.
La ciudad poseía un doble recinto amurallado, rojo en su exterior y blanco en la parte interior. Entre ambas murallas un relleno alcanzaba hasta las almenas.

Época visigoda
En la Hispania visigoda fue sede episcopal de la iglesia católica, entonces conocida como Astigi, comprendía la antigua provincia romana de Bética en la diócesis de Hispania. Fulgencio de Cartagena fue obispo de Écija, y como tal asistió al II Concilio Hispalense celebrado en el año 610.

Época Árabe
Esta época comprende desde el año 711 que se produce la entrada en la ciudad de las primeras tropas árabes el 1240 momento en que la zona pasa a depender de la Corona de Castilla.
Tras la Batalla de Guadalete, hubo otra resistencia de partidarios del rey visigodo Rodrigo en Écija, por el cual tuvieron un enfrentamiento en los que hoy es conocido como la fuente de los cristianos. La ciudad se tomo por la fuerza de las armas y su conquista supuso un paso decisivo en el dominio árabe del sur de la Península Ibérica.
Écija fue siempre considerada como "ciudad rica", entre otras razones por la facilidad de regadío proporcionada por el río Genil. Uno de los sobrenombres árabes de la Écija andalusí era Madinat al-qutn, "la ciudad del algodón".
A lo largo de toda la historia árabe de la zona, se resalta la importancia de la capital de la Cora como núcleo de comunicaciones, destacando la que unía Córdoba y Sevilla por el trazado de la antigua Vía Augusta. Esta calzada condicionó en cierto modo la historia de la Écija árabe.
Otro de los elementos fundamentales se hallaba en el puente sobre el Genil. En las inundaciones de Enero del 850, estas se llevan dos arcos del puente. Dada su importancia en la ruta mencionada anteriormente, debió ser restaurado casi inmediatamente.
El 1 de enero del 913 entra en la ciudad Badr, destruyendo el puente junto a las murallas de la ciudad. Casi noventa años después la calzada y el puente serán reconstruidos por Almanzor. Hasta el final de la época árabe se debió conservar el aspecto del puente como una obra sólida de sillería.
A la caída de la dinastía omeya en Córdoba, paso a depender de los Banu Abbád sevillanos, de los que continuarían dependiendo hasta el final del fecundo e interesante Siglo XI andaluz. Con la entrada de los almorávides en el país en 1091, Écija seguirá bajo el gobierno de Sevilla.
Uno de los edificios significativos de la Écija árabe, era el de su mezquita aljama. A pesar de la entidad de la población no se han conservado mención alguna de otros lugares de culto musulmán. La mezquita está identificada con la iglesia de Santa Cruz, dato que concuerda con la existencia en los alrededores de un mercado. Debió consagrarse como mezquita aljama muy al comienzo de la ocupación árabe. Es un templo de cinco naves, sustentadas sobre columnas dentro de una construcción en piedra.
Buena parte de la población optó, sin embargo, por convertirse al Islam ante las ventajas sociales y económicas. Sobre el Siglo XII Écija disponía de importantes mercados rodeada de un cerco verde de jardines, explotaciones agrícolas de regadío y arboledas.


Época cristiana

La conquista castellana fue realizada por Fernando III en 1240. En ella, se somete a Écija a una ventajosa capitulación que garantizaba a sus habitantes musulmanes salvar no sólo sus vidas y propiedades, sino conservar su propio estatuto jurídico, su religión, sistema fiscal y las autoridades tradicionales. Este hecho fue simbolizado por la entrega de la torre de la Calahorra. Estas capitulaciones estuvieron en vigor hasta, aproximadamente, 1262 ó 1263.
Desde ese momento hasta su completa integración, Écija gozó de paz y tranquilidad, rotas tan solo en 1255 cuando se produjo el enfrentamiento entre Alfonso X y su hermano, el infante don Enrique. Parece que los partidarios del infante rebelde lograron hacerse con el control de Écija, antes de ser derrotados en los campos de Lebrija.
Ocupada la ciudad, Alfonso X comenzó a instalar en ella a pobladores cristianos.
La fertilidad de la comarca y su nueva posición fronteriza con el reino de Granada hicieron posible un notable desarrollo económico y social.
En 1275 se libró una batalla en las cercanías del municipio de Écija, cuyo resultado fue la completa derrota de las tropas del reino de Castilla, que fueron vencidas por los benimerines. El comandante del ejército cristiano, Nuño González de Lara "el Bueno", perdió la vida en la batalla, y su cabeza fue enviada en señal de triunfo al rey Muhammad II de Granada, aliado de los benimerines. Los supervivientes del ejército cristiano buscaron refugio en el municipio de Écija.
El municipio de Écija perteneció a la reina María de Molina, aunque la soberana se vio obligada a cederla al infante Enrique de Castilla "el Senador" y, a la muerte de éste último, pasó de nuevo a ser de la reina.
A finales del Siglo XIV, a partir de 1391, Ferrán Martínez, arcediano de Écija, movió con sus discursos una gran persecución contra los judíos por todo el Reino de Castilla, lo cual provocó muchas muertes y masivas conversiones del Pueblo judío.
Enrique III le concedió el título de ciudad en 1402.

Edad Moderna

En el Siglo XVII había gran cantidad de conventos, cada uno con sus distintas órdenes: Nuestra Señora del Valle (jerónimos), San Pablo (dominicos), San Antonio (franciscanos observantes), La Anunciación de Nuestra Señora (capuchinos), Santa Ana (terceros de San Francisco), Madre de Dios (agustinos), Nuestra Señora del Carmen (carmelitas calzados), Nuestra Señora de la Concepción (carmelitas descalzos), Nuestra Señora de las Mercedes (mercedarios calzados), La Concepción de Nuestra Señora (mercedarios descalzos), La Victoria (mínimos de San Francisco de Paula), San Fulgencio (jesuitas), Las Marroquíes (clarisas), Santa Inés del Valle (franciscanas observantes), Santa Florentina (dominicas), Espíritu Santo (dominicas), Los Remedios (carmelitas calzadas), Las Teresas (carmelitas descalzas) y La Encarnación (mercedarias descalzas).
Los primeros gremios se organizan a partir del siglo XVI y alcanzan su máximo esplendor en el s. XVIII. Debe mencionarse la importancia que adquiere en la comarca de Écija la cría de caballos de pura raza española, anglo-árabe e hispano-árabe, actividad que se mantiene en la actualidad.
Su desarrollo económico se refleja en la gran cantidad de construcciones religiosas y civiles comprendidas entre los siglos XII y XVIII. El siglo XVIII es considerado el "siglo de Oro ecijano", debido a su riqueza económica y artística. En 1755 las torres de la ciudad fueron dañadas por los efectos del terremoto de Lisboa.
Écija esta considerada como la "ciudad más barroca de Andalucía", gracias al anteriormente destacado "siglo de oro", de hecho fue tal la influencia de este arte en las construcciones de la época, que se llegó a crear el llamado "barroco ecijano", del cual existen evidentes muestras en edificios eclesiásticos y de la alta burguesía.
A comienzos del siglo XVIII en Écija solamente había para la Iglesia 8 médicos y 3 matronas.

Edad Contemporánea

Durante la guerra de la Independencia, las iglesias de Écija sufrieron los saqueos del ejército francés.
La ciudad fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en el año 1966.




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